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Descripción

Un guante exfoliante puede llegar a convertirse en una herramienta útil e indispensable en la rutina de cuidado de la piel no solo facial, sino sobre todo corporal, gracias a que posee una textura áspera y rugosa capaz de exfoliar la piel cuando lo aplicamos -con suavidad- sobre la piel.
Es una opción recomendada para quienes no pueden utilizar otras opciones más intensas para exfoliar la piel, como sería el caso de los exfoliantes físicos o químicos, que en determinados tipos de piel (como la piel seca o deshidratada) tienden a originar reacciones adversas, sobre todo causando una mayor irritación, enrojecimiento e inflamación.
Cómo usar un guante exfoliante

El proceso a seguir a la hora de exfoliarnos la piel del cuerpo con la ayuda de un guante exfoliante se caracteriza sobre todo por ser muy simple y sencillo, por lo que cualquiera lo puede hacer en casa sin demasiadas complicaciones:

Debemos empezar humedeciendo nuestra piel, ya sea en el baño o en la ducha, con la finalidad de humedecer las células de la piel y se ablanden, con lo que conseguiremos que el proceso de eliminación de las envejecidas y muertas sea mucho más efectivo. No obstante, recuerda que es esencial siempre usar agua tibia.

Nos colocamos el guante exfoliante en la mano, y procedemos a mojar sus fibras en el agua tibia. Nos aplicamos una pequeña cantidad de un gel de baño humectante en la palma de la mano donde nos hemos colocado el guante.

Con cuidado, y sin apretar demasiado, comenzamos a frotarnos el cuerpo con el guante exfoliante, siempre con suaves movimientos circulares, empezando desde los pies y avanzando hasta llegar a los hombros. Es conveniente frotar cada área de la piel en varias ocasiones.

También es aconsejable incidir frotando un poco más en determinadas áreas de la piel que suelen tener una mayor predisposición a endurecerse, como podría ser el caso de los codos, las rodillas y los talones de los pies.

Es igualmente recomendable aplicar una presión un poco más suave en áreas más delicadas, como el vientre o estómago, el cuello y la parte interior del muslo, puesto que son zonas bastante más sensibles.

Para terminar, enjuagamos el guante con agua tibia y también hacemos lo mismo con nuestro cuerpo, una vez hayamos acabado con el proceso de exfoliación.

Cuando nos hayamos secado la piel ligeramente con la ayuda de una toalla suave (recuerda, siempre a modo de suaves palmaditas), es fundamental aplicarnos inmediatamente una crema hidratante intensiva o un aceite vegetal humectante, con la finalidad de retener la humedad al máximo.
Para conseguirlo, es de suma importancia aplicarlo dentro de los minutos siguientes después de haber acabado con la exfoliación con el guante. Y si tienes dudas acerca de qué aceite usar, no olvides que el aceite de coco, el aceite de oliva virgen extra o el aceite de almendras dulces se caracterizan por ser las mejores opciones.
Simplemente aplica sobre la piel mediante suaves masajes circulares, deteniéndote sobre todo en las áreas donde has frotado más concienzudamente tu guante exfoliante, y continúa masajeando hasta su completa absorción.

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