No Se Rezar - Victoria Ocampo Y Jacques Maritain

Descripción

Septiembre de 1936. Apenas dos meses antes ha estallado la Guerra Civil Española. Y tres años antes los nazis quemaban miles de libros en Alemania. En la Argentina, y especialmente entre los intelectuales católicos, hay quienes desaprueban la barbaric nazi y el integrismo español mientras que otros apoyan a unos u otros o a ambos. En Buenos Aires se reúnen escritores y poetas de todo el mundo y de las más variadas idcologias para discutir el papel que ha de jugar la literatura en esos tiempos de zozobra y violencia. Victoria Ocampo, una joven escritora argentina intenta vanamente poner algún orden en el violento debate que se suscita entre hombres arrebatados por sus idcologias y pasiones políticas.

El filósofo francès Jacques Maritain, ya conocido en la Argentina, participa de las sesiones y acude en auxilio de Victoria. Maritain había venido invitado por grupos católicos que se sorprenden ante su apoyo a una mujer divorciada. Además, Maritain publica articulos en Sur. la revista que ella dirige, y acepta dar conferencias a su pedido. A partir de esas circunstancias. surgirá una amistad que perdurará muchos años y que se refleja en las cartas contenidas en este libro. En ellas aparece la visión del mundo de uno de los filósofos más importantes del siglo XX y sus reflexiones sobre la vida y la muerte, la politica y la historia contemporáneas y otras grandes cuestiones relacionadas con el destino humano que aún hoy nos siguen conmoviendo. Desfilan también los amigos y conocidos comunes de Victoria y Maritain, desde Don Orione a Stravinsky y desde Huxley a Stefan Zweig, que permiten al lector asomarse a las grandes corrientes ideológicas del siglo veinte que en gran medida siguen vigentes en la actualidad.

La inclusión de cartas de Gabriela Mistral y Raissa Maritain, estrechamente ligadas a los personajes principales, completan el panorama. La introducción escrita a dos manos por Maria Laura Picón, profunda estudiosa de la obra de Maritain y Juan Javier Negri, conocedor de la obra de Victoria, ofrece un erudito encuadre a la relación entre ambos intelectuales.