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Características principales

Título del libro
El Pueblo en la Historia Argentina
Autor
ATilio García Mellid
Idioma
Español
Editorial del libro
H. Garetto Editor
Año de publicación
2021

Otras características

Cantidad de páginas
142
Altura
24 cm
Ancho
17 cm
Peso
400 g
Con páginas para colorear
No
Con realidad aumentada
No
Género del libro
Historia
Subgéneros del libro
HistoriaArgentina
Tipo de narración
Histórica
Edad mínima recomendada
16 años
ISBN
9789871493371

Descripción

Es necesario terminar con esta historia vil, hecha de apologías engañosas y de siniestras detracciones, en la que todo aparece dado vuelta y trocados los opresores en libertadores. Debemos proclamar sin temor la única verdad que nos hará justos y libres: entre nosotros, las oligarquías liberales se empeñan en destruir las bases de la nacionalidad mientras que en cambio el pueblo las salva.
Mientras los ideólogos de la minoría selecta nos humillan, esclavizan y venden, el pueblo nos dignifica, ampara y preserva. Esta es la verdad y si a alguien le duele es porque sostiene puntos de vista contrarios a la verdad. Alcemos, pues, la voz para que todos nos entiendan. El pueblo supo responder y amar a los caudillos porque en ellos encontró comprensión humana y apoyo leal. Mientras los galeritas del unitarismo y el liberalismo despreciaban a las masas el caudillo auténtico les entregaba su emoción, su cariño y su protección.

El pueblo no se equivoca jamás en la elección de sus conductores. Estuvo con Artigas, Güemes, Ramírez, López, Ibarra, y todos cuantos respondían a la enseña federal, que conciliaba el orden con la libertad y la organización con la autonomía...
"...no deben arredrarnos sus iras a tarifa (las de los Leuco, de los Majul, de los Nelson Castro, de los Longobardi, de los Lanata, de los Van der Kooy, de los Pagni, de los Joaquín Morales Solá, etc, etc) , ni las diatribas de sus diarios y academias digitadas, ni los «desagravios» con molde que desatarán para apuntalar lo que fue amasado con el sucio barro de la historia falsificada. Una sola palabra de justicia vale más que todos los elogios de los labios insinceros que pregonan su mercancía. Lo que pesa y cuenta es el juicio del pueblo; que no tiene diarios, ni sociedades con muebles regalados por embajadas extranjeras, ni voces engoladas de tanto trasegar en los «directorios» que tramitan la explotación colonial de nuestras riquezas, ni nada que se parezca a las consagraciones baratas de los filibusteros; pero tiene un corazón justo y ese instinto salvador que lo impulsó a luchar contra los planes entreguistas de los ideólogos. ...Entre los ideólogos liberales, en dónde se originó la falsa antinomia de civilización o barbarie hubo algún raro caso que hurgó en el vientre del fenómeno y descubrió sus vísceras adulteradas. Tal fue el caso de don Juan Bautista Alberdi, a quien los episodios posteriores a Caseros le dieron una comprensión humana del esquema intelectual en el que había andado extraviado. ..."
El régimen del general Juan Ramón González Balcarce, que había sucedido en el gobierno a Rosas, desnaturalizaba los principios federales apoyándose en los federales tibios o lomos negros, estimulaba la actividad de los cismáticos, favorecía la creciente infiltración de los unitarios responsables de las masacres que siguieron al asesinato de Dorrego y contrariaba las inclinaciones del pueblo. El aire social se había tornado irrespirable y, bajo el embate de una prensa demoledora escrita por los exponentes de «la ilustración», no quedaba en pie honra o prestigio por sagrado que fuera....
El pueblo apoyó permanentemente a la causa federal, porque su doctrina portaba un contenido social de justas y armoniosas proporciones. Frente a la arbitrariedad y abusos del sistema unitario y de los representantes de la civilización ilustrada, los caudillos federales propugnaban una justicia simple y humana, de amparo al trabajador y de defensa de sus derechos personales, familiares y sociales.
Igual que ahora, con los diarios de los Magnetto, los Saguier, los Mitre, y demás lacras...
La historia se repite, se repite, se repite, ¿hasta cuándo?

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