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Descripción

Utópicos IV: La historia de la utopía y el destino de su crítica
Autor: Miguel Abensour
Traducción: Sabina Ramallo
Prólogo: Ariel Petruccelli

En La historia de la utopía y el destino de su crítica, cuarto volumen de Utopiques, Miguel Abensour acomete una empresa recapituladora equilibrada y matizada. Pero este volumen incluye también, y ante todo, la evaluación de la relación con la utopía de la tradición socialista más importante: aquella inspirada en la obra de Marx. A simple vista, entre el marxismo concebido como “socialismo científico” y el “socialismo utópico” habría una relación de esencial alteridad y diferencia. Entre ciencia y utopía, entre el socialismo auto-concebido como científico y el considerado socialismo utópico, habría un corte, una ruptura total. A lo sumo, se podría reconocer un lejano vínculo entre los precursores de una concepción y la concepción consumada. Pero reconocida esa vinculación, lo que emerge es la radical ruptura. Esta ha sido la interpretación defendida desde distintas “ortodoxias”. Dos textos de los “padres fundadores” parecerían validarla sin más: El Manifiesto Comunista de 1848 y la saga de textos polémicos de Engels reunidos en Del socialismo utópico al socialismo científico, de 1878.



Miguel Abensour desmonta en párrafos fulgurantes esta cómoda concepción. Lo hace colocando en contexto los textos de marras, es decir, historizándolos. Pero, ante todo, colocándolos en relación con otros escritos de Marx y de Engels. La imagen que surge de este doble proceder es más rica y matizada que la simple polaridad al uso. ¿Qué imagen es esa? (…) Abensour defiende que la definición más precisa de la empresa teórico-política de Marx es la de “comunismo crítico” (no “socialismo científico”). Aunque pocas veces se haya reparado en ello, lleva toda la razón. El comunismo crítico bien comprendido, aunque respeta a la ciencia y se funda en una teoría histórica, apunta hacia el futuro (…) Abensour trae a colación un aspecto clave. La crítica que Marx y Engels dirigen a los utopistas de su época (a los que Abensour denomina “neo-utopistas”, para diferenciarlos de los clásicos anteriores) no es que sus propuestas son utópicas por ser demasiado radicales -que es el sentido habitual de la crítica conservadora a las “utopías” e incluso de mucha crítica de “izquierdas”-, sino más bien lo contrario: la crítica se fundamenta en su falta de radicalidad. Sus propuestas son utópicas porque no se atreven a desmantelar de raíz el sistema fundado en el capital.

Del prólogo de Ariel Petruccelli

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