Libro: Indulge: 100 Perfect Desserts

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Libro: Indulge: 100 Perfect Desserts

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Aprende a elaborar postres con un maestro pastelero.
Claire Clark es la pastelera de The French Laundry (Napa Valley en California), uno de los restaurantes más renombrados de América. Sus menús innovadores y creativos siempre cumplen con los estándares de calidad y buen gusto. Sus célebres postres, elaborados por Clark, son nada menos que extraordinarios.
Indulge es una colección de platos favoritos de Claire Clarks que cualquier chef casero puede recrear. Perfectamente decadentes, las recetas de este nuevo libro de cocina van desde las engañosamente simples hasta las más exóticas. Se incluyen galletas, tortas, bollería, mousses, helados, merengues, natillas y cremas, y más.
El estilo de escritura realista de Clark desmitifica dulces tan suntuosos como:
Tarta de chocolate y vino tinto
Torta de chocolate amargo, praliné y espresso
Tarta de sémola de naranja y pistacho y arándanos y nata fresca
Rica tarta de ganache de chocolate con caramelo salado y cacahuetes confitados
Pavlova de frutas tropicales
Sorbete de mango, jengibre y lima.
Junto con las recetas, hay valiosos consejos y técnicas aprendidas durante los 20 años de Claire Clarks como pastelera en restaurantes de fama mundial.

Revisar

Irresistible... tentado a comenzar a medir los ingredientes con una balanza al estilo de un verdadero pastelero. -- Bonnie Stern The National Post Notes... dan al libro una voz y un sentido de los muchos años de experiencia de los pasteleros.

Sobre el Autor

Claire Clark es la pastelera ejecutiva de The French Laundry, el renombrado restaurante de Napa Valley.
Thomas Keller es el célebre chef, escritor y restaurador detrás de The French Laundry y el autor del galardonado The French Laundry Cookbook.

Extracto. © Reimpreso con autorización. Todo reservado.

Introducción

Me encanta hornear. Encuentro que hornear es inmensamente gratificante y reconfortante: es un placer indulgente que brinda calidez y color de rosa y una sensación de paz y satisfacción.
Tengo recuerdos maravillosamente cariñosos de hornear con mi madre cuando era niña. Me sentaba, oa veces me paraba precariamente, en una silla de madera desvencijada en nuestra gran mesa de cocina de madera que estaba colocada en el medio de la habitación. Mezclamos y enrollamos, cucharamos y cortamos de una manera suave y serpenteante. La comida nunca se apresuró ni se preparó con prisas. Hornear era un trabajo de amor, algo para disfrutar y saborear.
Crecí en una vicaría victoriana grande que costaba demasiado calentar y la única habitación que estaba caliente era la cocina, el calor proporcionado por una estufa de combustible sólido, una Aga de hierro fundido. la cocina estabael corazón y centro de nuestro hogar. Corría a través de los largos pasillos sin alfombra, con corrientes de aire, llegaba a la cocina con un estrépito y, al abrir la puerta de golpe, me encontraba con gritos de: ¡Cierra la puerta, Claire, dejarás salir el calor! Una vez que la puerta estaba abierta, los aromas de vainilla y especias o caramelo y chocolate te abofetearían en la cara, junto con una oleada de calidez bienvenida. En el centro de la mesa de la cocina se colocaron alambres cargados de bandejas para hornear llenas de las dulces tentaciones del día. La mesa a menudo era multifuncional en la escuela, mi madre horneaba en un extremo de la mesa y mi hermano y yo nos sentábamos en el otro haciendo nuestra tarea, las bandejas de golosinas horneadas parecían trofeos incitándonos a darnos prisa y terminar nuestros estudios mientras ellos todavía estaban calientes.
Quizás en este punto debería contar brevemente la historia de cómo alguien tan inmerso en el estilo de vida inglés por excelencia se encontró cocinando en uno de los tres mejores restaurantes del mundo, en las afueras de San Francisco, en el estado estadounidense de California.
¿Cómo entra y sobrevive una mujer en el ambiente de un restaurante con estrella Michelin, un ambiente tan a menudo saturado de egoísmo masculino? Bueno, la mayoría de las veces comienza como un bautismo de fuego. Como mujer, siempre vas a ser una de las pocas chicas en el mundo. Muchas chefs tienen una carrera fantástica cuando son jóvenes, luego se casan y tienen una familia.

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