Libro: I Am Lazarus: The Death That Brought Me To Life.

Descripción

Libro: I Am Lazarus: The death that brought me to life.

Descripción:
Dedicado a: Khai Andrew Russell Cuando Khai mire hacia abajo desde el cielo, no quiero que “Porque nací y solo me quedé un día, mi familia quedó devastada y triste el resto de sus vidas”. Cuando Khai mira desde el Cielo, sí quiero que “Porque nací y me quedé sólo un día, mi familia creció en fuerza y ??amor. Ellos cambiaron un mundo herido con profunda compasión, ¡todo gracias a mí!” Era el día antes del Día del Padre. Día de la ecografía. ¿Niño o niña? Yo tenía 35 años. Mi esposo 45. Tuvimos tres hermosas hijas. Nuestra casa estaba llena de paredes rosas y vestidos y muñequitas y ropa de princesa y esmalte de uñas y purpurina. Todas las cosas de chicas. Ahora, estábamos teniendo un último bebé. No quiero sonar egoísta o desagradecido por nuestras bendiciones actuales, pero no era ningún secreto que el deseo de nuestro corazón era tener un hijo. Soñaría despierta con una guardería azul. Me imaginé autos de juguete y Legos y superhéroes por todas partes. Sonreí ante la idea de un desastre como ese. Disfruté mucho al imaginar a mi hijo con una chaqueta de cuero de tamaño bebé a juego con su papá. Quería criar a un joven que emulara la bondad de su padre. Estaba listo para esto. Más lista para ser mamá que nunca. Tenía una comprensión más profunda de la vida, una comprensión más profunda de mí misma, y ??estaba decidida a absorberlo todo, apreciando cada momento. Antes de irnos para el ultrasonido oficial, realizamos todas las pruebas supersticiosas científicamente probadas para ver si el bebé era un niño o una niña. Primero, estaba el anillo en una prueba de cuerdas. Tuve que acostarme boca arriba, con el vientre hacia arriba, mientras una de las niñas sostenía el anillo colgante sobre el bebé. Si el anillo se mueve en círculo, el bebé es una niña. Si va y viene, el bebé es un niño. Esos resultados no fueron concluyentes. Creo que todas las risas y la emoción en el aire estaban interfiriendo con el bebé. Así que hicimos otra prueba. Oriné en bicarbonato de sodio para observar la espuma. Realmente no teníamos idea de cuánta espuma se contaba como espumosa, y las chicas estaban totalmente asqueadas por el hecho de que había orinado en un recipiente. Me hicieron tirarlo antes de que tuviéramos los resultados definitivos. La ÚNICA prueba que me dio esperanza para un niño fue mi antojo de ENCURTIDOS CON ENELDO. Los comí mucho. Realmente nunca había tenido antojos distintivos con mis hijas, pero los ENCURTIDOS CON ENELDO eran un verdadero antojo con este bebé. Según el folclore, eso que definitivamente iba a tener un niño. Durante todo el camino a la oficina de ultrasonido, me dije a mí misma que el bebé era una niña y que iba a tenerotra chica. Esperamos ansiosamente que nos devolvieran la llamada. Dejamos el ultrasonido, las sonrisas se extendieron por nuestros rostros. Un niño. Finalmente estaríamos dando la bienvenida a un hijo a nuestra familia. No estábamos preparados para lo que vino después. Greeta Russell supera su dolor inimaginable no solo con gracia, sino también con oscuridad. Greeta permite a los lectores ver todas las facetas del dolor en esta hermosa y desgarradora historia de pérdida y amor, familia y fe.

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