Con Las Mujeres Nunca Se Sabe J Hadley Chase Septimo Circulo
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DescripciĂłn
es la primera edicion en excelente estado, bordes de hojas amarillos logica por el paso del tiempo pero impecable.
Se trata de un libro de la coleccion el septimo circulo, el numero de volumen 287, aquella que Borges y Bioy Casares idearon y prologaron.
Es un articulo de coleccion hermoso
James Hadley Chase, cuyo verdadero nombre era René Babrazon Raymond, (Londres, 24 de diciembre de 1906 - Corseaux, 6 de febrero de 1985), fue un escritor británico. Escribió también bajo los pseudónimos James L. Docherty, Ambrose Grant, y Raymond Marshall.
Chase editĂł el periĂłdico de la RAF junto con David Langdon, y muchas de las historias que aparecieron fueron publicadas luego de la guerra en el libro Slipstream. EscribiĂł principalmente novela negra.
Chase se mudĂł a Francia en 1956 y luego a Suiza en 1961, viviendo en forma apartada en Corseaux-Sur-Vevey, al norte del Lago de Ginebra, desde 1974. FalleciĂł allĂ, el 6 de febrero de 1985.
En 1946, Graham Greene, quien era un gran amigo de Chase, seleccionĂł una de sus novelas, Más mortĂfero que el hombre (escrita bajo el pseudĂłnimo Ambrose Grant), para publicarla bajo la firma Bloomsbury.
Chase escribiĂł la mayor parte de sus libros usando un diccionario de jerga americana, mapas detallados, enciclopedias, y libros de referencia sobre los bajos fondos americanos. La mayor parte de los libros estuvieron basados en eventos que ocurrieron en los Estados Unidos, aunque Ă©l nunca viviĂł en ese paĂs, excepto en dos breves visitas a Miami y a Nueva Orleans.
A diferencia de las novelas de Agatha Christie, en casi ninguno de los libros el lector tiene que adivinar quién es el asesino. El lector sabe quién es desde el principio, y la trama de los libros radica en que Chase siempre mantiene al lector intrigado, preguntándose "¿qué sucederá ahora?".
En la mayorĂa de sus novelas, las mujeres desempeñan papeles importantes. El protagonista se enamora de ellas y asesina para complacerlas y poder conquistarlas. Solo una vez que el crimen está consumado, el protagonista se da cuenta de que ha sido utilizado.
En febrero de 1945 naciĂł El SĂ©ptimo CĂrculo, la colecciĂłn dirigida por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares. El primer tĂtulo fue La bestia debe morir , de Nicholas Blake, en traducciĂłn de Juan Rodolfo Wilcock. La novela narraba el minucioso plan de un padre para asesinar al hombre que habĂa atropellado y dado muerte a su hijo.
Nicholas Blake era el seudĂłnimo que usaba el poeta Cecil Day Lewis (padre del actor Daniel Day Lewis) para escribir sus novelas policiales. Desde el volumen inicial de su catálogo, El SĂ©ptimo CĂrculo fue un Ă©xito, y durante muchos años las tiradas se mantendrĂan alrededor de los 14.000 ejemplares. Borges contarĂa, sin embargo, que le habĂa costado convencer a la editorial de las ventajas de la colecciĂłn, por la ausencia de prestigio del gĂ©nero.
El SĂ©ptimo CĂrculo -cuyo tĂtulo evoca el anillo del infierno que Dante reservĂł a los violentos- estuvo destinada desde un principio al policial clásico inglĂ©s. Sin embargo, a lo largo de sus 366 volĂşmenes (publicados entre 1945 y 1983; el Ăşltimo fue Los intimidadores , de Donald Hamilton) hay curiosas intromisiones. No sĂłlo aparecen algunos tĂtulos del policial negro -James Cain, Ross Macdonald, John D. Macdonald y James Hadley Chase, algunos publicados aun en los primeros años de la colecciĂłn- sino tambiĂ©n ciertos libros que trabajan en los bordes de la literatura fantástica. Entre estos están El caso de las trompetas celestiales , de Michael Burt y la magistral El maestro del juicio final , de Leo Perutz, cuyas soluciones violan las normas que Borges le exigĂa al gĂ©nero.
Entre los pocos libros de autores nacionales hay dos clásicos: Los que aman, odian (n° 31), de Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo, y El estruendo de las rosas (n° 48), de Manuel Peyrou. Los otros autores cercanos son Enrique Amorim (uruguayo radicado en Buenos Aires), MarĂa AngĂ©lica Bosco (que desarrollĂł casi toda su literatura dentro del gĂ©nero), Eduardo Morera, Alejandro Ruiz GuiñazĂş y Roger Pla. Estos tres Ăşltimos firmaron con seudĂłnimo (Max Duplan, Alexander Rice Guiness y Roger Ivness, respectivamente), lo que revela la desconfianza que todavĂa provocaba el policial.
Se suele oponer El SĂ©ptimo CĂrculo a la novela negra. Pero el verdadero enemigo conceptual para Borges y Bioy no era el policial norteamericano, sino el francĂ©s. Por ese entonces la editorial Tor publicaba en ediciones econĂłmicas de portadas y páginas amarillas tĂtulos de los autores de habla francesa GastĂłn Leroux, Maurice Leblanc y Georges Simenon (al que Borges tampoco valoraba), junto con otros autores como Edgar Wallace y S. S. Van Dine (a quien Borges detestaba especialmente). La colecciĂłn de Tor -tapas chillonas, traducciones a menudo deficientes- no era la estrategia más adecuada para la revalorizaciĂłn que pretendĂan Borges y Bioy.
Desde los años treinta, Borges venĂa publicando notas sobre el gĂ©nero. Pero El SĂ©ptimo CĂrculo estaba lejos de ser la puesta en práctica de los criterios expresados en aquellas notas. Se sabe que Borges preferĂa el cuento a la novela. ("Toda novela policial que no es un mero caos consta de un problema simplĂsimo, cuya perfecta exposiciĂłn oral cabe en cinco minutos, pero que el novelista -perversamente- demora hasta que pasan trescientas páginas.") Pero la lucha por el dominio de una estĂ©tica u otra dentro del gĂ©nero policial se daba sĂłlo en el campo de la novela. ÂżQuĂ© posibilidades de triunfar hubiera tenido una colecciĂłn que sĂłlo incluyera cuentos? Para eso estaban las antologĂas -de las que tambiĂ©n se ocuparon Borges y Bioy-, no las colecciones.
Los 366 volĂşmenes de El SĂ©ptimo CĂrculo dejaron afuera los relatos favoritos de Borges: los de Gilbert K. Chesterton. Esta ausencia se debiĂł seguramente a problemas de derechos. Borges reparĂł la omisiĂłn en su Biblioteca Personal (allĂ apareciĂł una selecciĂłn de relatos del padre Brown: La cruz azul y otros cuentos ).
En el caso de los primeros 120 volĂşmenes, Borges y Bioy Casares participaron activamente en la selecciĂłn de los tĂtulos. Luego, a mediados de los años sesenta, el editor Carlos V. FrĂas se hizo cargo de la colecciĂłn. En los Ăşltimos años, las ilustraciones de JosĂ© Bonomi desaparecieron y asĂ se borrĂł tambiĂ©n el espĂritu de la serie. Los diseños geomĂ©tricos de Bonomi representaban muy bien la estĂ©tica de la novela-problema. Muchos años despuĂ©s, al recordar la colecciĂłn, Bioy Casares atribuyĂł al diseño de portada y al emblema de El SĂ©ptimo CĂrculo -un caballo de ajedrez- buena parte del Ă©xito.
Antes de que surgiera la idea de El SĂ©ptimo CĂrculo, Borges y Bioy propusieron a la editorial EmecĂ© una colecciĂłn que llevarĂa por tĂtulo Sumas. Escribe Bioy en sus Memorias : "Nuestro propĂłsito era deparar al lector deslumbrantes revelaciones, convencerlo de que autores considerados pilares de la cultura pueden ser tambiĂ©n curiosamente originales y amenĂsimos". Pero el proyecto que avanzĂł no fue esa popularizaciĂłn de lo consagrado sino, al revĂ©s, la consagraciĂłn de un gĂ©nero popular y menospreciado.
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