Hara Centro Vital Del Hombre Dürckheim (zen, Artes Marciales

Descripción

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Hara. Centro Vital del Hombre
Karlfried Graf Dürckheim

224 páginas
Ediciones Chakravarti
2022, Argentina
tapa blanda
libro nuevo

"Hara. Centro Vital del Hombre" de Karlfried Graf Dürckheim es uno de esos trabajos que pronto se transforman en clásicos y permanecen insuperables. Su lectura resulta esencial para todo aquel que desee investigar los principios y prácticas espirituales fundamentales de las tradiciones de sabiduría oriental aplicada. En él se muestra al mundo occidental cómo superar la decadencia física y espiritual de la vida moderna mediante la adopción de las antiguas técnicas de los maestros zen japoneses. Logrando el Hara, se alcanza una vida más equilibrada, se logra poseer un «estado de ser» que implica la totalidad del hombre, permitiéndole abrirse a las fuerzas y a la unidad de la vida original, tanto como manifestarlas. Dürckheim desarrolla con maestría prácticas para conectar con la fuerza vital y nos ofrece traducciones de las enseñanzas de sabiduría de tres maestros zen japoneses. El libro también explora cómo la práctica de Hara enfatiza el aprendizaje empírico y el cultivo del autoconocimiento a través de la perfección de artes como la pintura, el tiro con arco y todo tipo de artes marciales.
El Hara no es solo la zona donde reside la fuerza basal de la vida del cuerpo, sino también la unidad primordial del hombre. Por lo tanto, será el Hara la base natural de todo tipo humano realmente centrado en su esencia. Será esta la zona que tenga que ser ante todo dominada para realizar la reintegración existencial del hombre. Aunque estar en Hara sea también una forma de vida, estamos entonces ante una doctrina del vientre inferior que supera lo meramente práctico y apunta hacia lo místico e iniciático. Pues tener Hara es disponer de una fuerza supraindividual que es lograda mediante una ascesis, cuando se logra excluir la intervención directa del Ego. Cuando un hombre tiene Hara no tiene necesidad de "actuar", es una fuerza misteriosa la que actúa por él, sin tener que esforzarse, segura, natural, irresistible. Pero lograr entrar en contacto con ella requerirá un largo camino de conquista de sí mismo, no es un camino que se recorra sin lucha, sin disciplina. Todas las tensiones deben ser abolidas, el deseo y la ambición eliminados, el miedo, la ansiedad y la angustia destruidos.
Todo esto puede parecer demasiado extraño al hombre occidental, acostumbrado a pensar que en su cabeza está la clave de la evolución humana, cuando es en realidad al contrario. Pero los maestros japoneses distinguían ya tres tipos de hombres. Los centrados en su cabeza, aquellos inestables, descentralizados, propensos a ser arrastrados por la fuerza desatada ante el menor traspié, como una pirámide invertida. También están los centrados en el corazón, aquel que puede, sí, controlarse mediante un esfuerzo individual, puede luchar y adueñarse de sí mismo guiado por una fuerza mayor que lo impulsa, pero que no logrará todavía la impasibilidad pues no posee la fuerza real que proviene de su centro. Superior a todos ellos es quien se encuentra centrado en su vientre inferior, pues allí es donde reside lo divino, es la fortaleza en la cual la divinidad se desarrolla. Tales hombres han desarrollado en su justa medida tanto el cuerpo como la mente. Ellos irradian una fuerza que crea la disposición espiritual necesaria para un más alto desapego. Sin violar la ley de la naturaleza, pueden hacer lo que quieran. Cuando todas las energías humanas son detenidas de su escape hacia el exterior y logran ser recogidas en su centro en calma e impasibilidad, una nueva esfera de percepción se abre. Siendo la conciencia transferida a ese centro es la conciencia universal y primordial la que domina y afluye cuando sea necesario.
Durkheim no puede dejar de explicar, por supuesto, las técnicas de respiración y meditación que se hacen necesarias, pero el contacto con el Hara requerirá un largo camino del estudiante. Aun así, su libro ha sido, y es, una de las mejores introducciones al camino de la espiritualidad real y al dominio de las artes, ya sean estéticas, prácticas o marciales, que seguramente será leído y releído por todo aquel que se interese en él.

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