El Templo En El Hombre Schwaller De Lubicz Hermetismo Egipto

Descripción

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El templo en el hombre
Arquitectura sagrada y el hombre perfecto
R. A. Schwaller de Lubicz

180 páginas
Libro nuevo
Ediciones Chakravarti
2022, Argentina
14,5 x 20 cm
tapa blanda

"El templo en el hombre" es un libros que podría haber sacudido la arqueología moderna si ésta no estuviera ya fosilizada en sus dogmas y cómoda en su gran negocio "académico". Schwaller de Lubicz no solo fue un hombre de ciencia acostumbrado a la rigurosidad del estudio sino también un apasionado de la metafísica, de valores eternos que las antiguas civilizaciones como la egipcia tuvieron en su centro. Esta doble cualidad le permitió, tras un trabajo de campo en el Templo de Luxor de casi 15 años, poder exponer de forma rigurosa y documentada una nueva visión de la civilización egipcia tanto como una aportación a una concepción trascendente de la vida que está más allá de una plasmación temporal cualquiera. Esta cosmovisión metafísica pertenece a una Tradición Perenne que aparece cada vez que un investigador con los ojos abiertos a otras realidades se adentra al estudio de la antigüedad.
Schwaller presenta aquí la prueba irrefutable de que existía una disposición simbólica en la arquitectura del templo de Luxor. Examina con gran profundidad el simbolismo esotérico y su significado en el Antiguo Egipto, abriendo las puertas a una nueva egiptología que bien podría extrapolar esta visión a la civilización faraónica como un todo.
Con su examen escrupuloso del arte y la arquitectura del Templo de Luxor, viendo lo que nadie había visto antes, nos descubre una nueva dimensión trascendente de las construcciones egipcias, que lejos de ser simples edificios de piedra con una finalidad meramente práctica se nos presentan como entes vivos, que, como tales, cuentan con una serie de estructuras «orgánicas». Schwaller ha establecido un nuevo sistema de investigación mediante la realización de dibujos precisos, con una anotación exacta del contorno de las tablas, de diferentes registros, de figuras y sus accesorios principales, volcados en dibujos con sus proporciones exactas. Con él ha llamado la atención en que el Egipto faraónico sigue siendo un desconocido en lo que se refiere a su auténtica ciencia, su cantidad de conocimiento psicoespiritual y su mentalidad filosófica. Para poder comprenderlo es necesario darse cuenta que nuestro entendimiento, nuestras facultades y nuestra inteligencia, no son adecuadas a la mentalidad según la cual se expresó la idea, y justamente es esto lo que nuestra educación actual nos impide admitir. Tendemos a perder de vista el hecho de que estas culturas expresaban una mentalidad y valores diferentes a los nuestros y que tenían una comprensión completamente diferente de la meta y el propósito de la vida. Como resultado, en toda su ciencia, arte y conocimiento, estas culturas utilizaron distintos modos y métodos de simbolización. La mentalidad moderna tiende a distorsionar su significado hasta dejarlo irreconocible.
Con "El templo dentro del hombre" comenzamos a ver que Egipto puede habernos dejado algunas claves esenciales para ayudarnos a encontrar nuestro camino hacia una integración de cosas metafísicas (espíritu), matemáticas (mentales, científicas), musicales (vibratorias, vivientes) y fisiológicas. (físico o material). Como civilización, Egipto ciertamente nos ofrece un modelo de esta expresión reintegrada de los diversos planos y partes de nuestras naturalezas individuales y de la vida cósmica de nuestro universo, y por lo tanto puede resultar de mayor valor para afrontar la crisis espiritual actual que las adaptaciones que hacemos de religiones trascendentes de diversas culturas orientales antiguas. Pues Egipto no fue del tipo que propugna la trascendencia y la negación de la existencia material; sino que enseñó, más bien, la transformación.
Esta alquimia perdida, cuya búsqueda se remonta a aquel florecimiento en el antiguo Egipto, puede verse como las raíces esotéricas ocultas tanto de la civilización como de los individuos a lo largo del tiempo registrado históricamente. Es esta misma alquimia la que está en el centro de la visión del antropocosmos, del Hombre como ser y contenedor en sí mismo el universo entero. Esta visión, que Schwaller de Lubicz introduce en estas páginas nos deja un mensaje único y duradero: la inevitable resurrección de la esencia espiritual que está implícita en la materia misma en forma de energía creativa orgánica. Esta resurrección depende de la transformación del universo material, o, para expresar mejor la idea, como Egipto la dejó impresa en las piedras de Luxor: el nacimiento del hombre divino (simbolizado por el faraón) depende de la transformación de la madre universal (materia prima). Esta transformación se consideraba el único objetivo cósmico.
Dentro del Templo de Egipto, el crecimiento psico-espiritual estaba ligado a disciplinas intelectuales y fisiológicas precisas que actuaban para acelerar la influencia y los efectos transformadores del espíritu sobre la materia. Con la alquimia egipcia estamos considerando, pues, una ciencia en el más alto sentido de la palabra, y muy diferente de la nuestra. Era ciencia dirigida hacia la encarnación del conocimiento espiritual, hacia la internalización y expresión corporal de los poderes intelectuales y espirituales, en lugar de la utilización mecanicista del conocimiento-poder para la explotación y manipulación del entorno terrenal.
El Templo era el pináculo de la vida colectiva, siempre guiando la energía de la longeva civilización del Valle del Nilo hacia la gestación de una humanidad divina a partir de la forma humana transitoria.

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