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Descripción

Bueno, como siempre, ya estamos, a mí me ha tocado ser la pobre contraportada, vaya papelón. La otra, la del lado bueno, la portada, esa si que lo tiene bien, cuatro palabritas, el mundo del autor, un dibujito si hace falta y a correr. A mí en cambio nos toca lo de explicar el libro o, peor, poner recomendaciones de famosos a ver si tú, que lo acabas de coger de la pila y le estás echando un vistazo, te motivas lo suficiente para hojearlo y si hay suerte compralo.

Siempre postergada y cargando con el trabajo más duro, me siento como el equipo que acompañaba e sus desplazamientos a los Globetrottes (si tienes menos de treinta años los puedes buscar en Google). El equipo en cuestión iba de gira con los Globetrottes y siempre les tocaba perder y ser los antipáticos, o sea como yo, que soy la contraportada, la perdedora, el culo del libro para decirlo claro. Yo no me luzco como la vanidosa de la portada qué va, ami me toca lo cutre, a veces incluso me escribe un becario, pero ya no tengo que explicar en cuatro palabras lo que es el libro, pues vale cuatro palabras y no más:

Diversión, reflexión, imaginación, remuneración. (Esta última para el autor, si logra que este libro se venda).

Bueno, dichas las cuatro palabras, no espero que queda nadie leyendo, así que voy a sincerarme. Ser contraportada no está tan mal, no se exige mucho, hay veces que ni me mira el que compra el libro, ni tampoco estoy constantemente expuesta a las miradas de la gente y además nunca he visto que le echaran la culpa a la contra portada si el libro no se vendía. En cambio sí que he oído aquello de: "lástima de la portada, no llama nada la atención" así que al final, la verdad es que no me puedo quejar.

Por cierto, y para demostrar que una contra portada también puede ser importante: Piensa en un personaje histórico y luego va directo al capítulo 7.

Y gracias por la atención prestada a esta humilde contra portada.

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