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Libro: The Warlords of Nin (Dragon King Trilogy, 2)

Descripción:
descripción del producto

La oscuridad y la destrucción han llegado a la tierra.
Han pasado diez años desde que Quentin ayudó a Eskevar, el Rey Dragón, a luchar contra el monstruoso hechicero Nimrood. Desde entonces reina la paz en la tierra de Mensandor. Pero todo está a punto de cambiar.
Un mensaje urgente convoca a Quentin al Castillo Askelon. El rey, que se está muriendo, desea nombrar sucesor al valiente joven. Pero primero, lo envía a una misión insondable.
Lo que descubren Quentin y su Toli, el jinete Jher, no es para cobardes. La estrella del lobo es un presagio del mal inminente que anuncia el principio del fin de la humanidad en la tierra. It Nin, un temible de hombre que espera agregar a Mensandor a su creciente imperio. Junto con sus despiadados señores de la guerra, son el cumplimiento de una profecía.
En The Warlords of Nin, el segundo libro de The Dragon King Trilogy, Stephen R. Lawhead continúa la saga mítica que comenzó con In the Hall of the Dragon King.

Extracto. © Reimpreso con autorización. Todo reservado.

Capítulo uno
Quentin estaba de pie en el parapeto que dominaba el tranquilo bosque. Sus ojos recorrieron las colinas que se elevaban suavemente vestidas con sus verdes de principios de verano, todo suavizado en la tarde dorada por las brumas de la noche. En su mano, sobre la fresca balaustrada de piedra, un delgado rollo de pergamino ondeaba en la suave brisa. A sus pies yacía un estuche de cuero del que había sacado el pergamino para leerlo momentos antes. El caso llevaba a la realeza que él conocía tan bien: el terrible y retorcido dragón rojo del Rey Dragón.
El calor del sol de la tarde le salpicaba de lleno la cara y, sin embargo, Quentin sintió que un escalofrío lo recorría. Hizo un pesado y bajó la cabeza, sacudiéndola lentamente de un lado a otro. Al oír un susurro detrás de él y el roce de un pie suave sobre la piedra, se volvió y vio a Toli deslizándose hacia arriba.
El joven alto se acomodó con facilidad en el borde del parapeto y cruzó los brazos sobre el pecho. Observó a Quentin con ojos marrones burlones y luego miró hacia el bosque, inclinando la cabeza hacia un lado. Escucha, dijo, después de un momento. Es el sonido de un mundo en paz.
Quentin escuchó y escuchó el canto lejano de los pájaros mientras revoloteaban entre las bayas, la brisa golpeaba las hojas, las voces murmuraban en un patio en algún lugar de abajo.
Me dijeron que había llegado un jinete de Askelon con un mensaje para ti. Pensé en venir a ver si necesitabas algo.
Quentin miró a su y sonrió. Quieres decir que la curiosidad te movió de tuqueridos establos. Sí, un mensaje del rey. Recogió el pergamino y se lo entregó a Toli, quien comenzó a leer.
En ese momento, la cabeza de Toli se alzó y sus ojos encontraron a Quentins estudiándolo. Esto no dice cuál es el problema.
No, pero no es una solicitud de visita amistosa. Hay algo de necesidad detrás de esto, y algo de urgencia. Si fuera algo pequeño, Eskevar habría esperado. De todos modos, debíamos viajar de regreso a Askelon pronto. . .
Y esto recomienda que lo dejemos de lado. Si lo veo. ¿Pero hay algo más? Tolis miró con agudeza a Quentin, quien se puso rígido y se apartó de su penetrante mirada.
¿Qué te hace decir eso?
Toli rió suavemente. Solo que conozco muy bien mi Kenta. No te verías así si no sospecharas lo que hay detrás de esta inocente convocatoria.
¿Inocente? Tocó el estuche de cuero que se había agachado para recuperar. Tal vez, pero eres Toli, hay algo más. No sé, se me ocurrió mientras leía.
Toli observó de cerca a Quentin y esperó a que continuara.
Me temo que si vamos a Askelon ahora, nunca más volveremos a Dekra.
¿Viste esto?
Quentin se limitó a negar con la cabeza.
Bueno, entonces puede que no lo sea. Tus sentimientos pueden ser solo una advertencia de lo que puede venir si no vamos de una vez.
Quentin volvió a sonreír, esta vez un destello de alivio brilló en sus ojos. Sí, tal vez lo estés. Como de costumbre me has rescatado de mí mismo.

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