Falucho, El Negro De San Martín

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"Falucho, el negro de San Martín", de Armando S. Fernández

Prólogo
Nuestra historia oficial no ha sido precisamente benévola con los soldados de piel negra que se batieron en los campos de batalla para lograr la independencia de nuestro país. ¿Quién guarda memoria que en la Defensa de Buenos Aires en 1807 nueve compañías de 60 hombres cada una, del Batallón de Naturales, Pardos y Morenos, al mando de don José Ramón Baudrix sufrieron el mayor número de bajas de los cuerpos criollos, en la lucha librada en las calles contra el invasor inglés? ¿Quién recuerda a aquellos esclavos rescatados de naves brasileñas por corsarios argentinos? Estos, que eran transportados desde tierra africana y viajaban hacinados, en las inmundas bodegas para trabajar como esclavos en las “fazendas” (haciendas) lusitanas. Convertidos en hombres libres por sus salvadores, se batieron como bravos soldados en Carmen de Patagones, en febrero de 1827, cuando una poderosa escuadra del imperio del Brasil pretendió destruir el apostadero de los corsarios nacionales que tanto afectaban su comercio y además, apoderarse de nuestra Patagonia.
Y los ejemplos abundan, a pesar de que un inexplicable manto de olvido ha caído sobre esos esforzados patriotas. ¿No fue acaso, un soldado de piel negra, el granadero Juan Bautista Cabral, oriundo de Saladas, Corrientes, quien ofrendó su vida en el combate de San Lorenzo, para salvar la del futuro libertador de media América? ¿No fue otro negro, Cayetano Silva, el que compuso la Marcha de San Lorenzo, la que todos, desde niños cantamos con emoción?
“¡Pobres mis negros!”-decía, entristecido, el general José Francisco de San Martín, al referirse a aquellos que combatieron con igual valor que su camaradas de piel blanca en San Lorenzo, Cancha Rayada, Chacabuco y Maipú. El mismo San Martín que afirmaba al general Manuel Belgrano que “la mejor tropa de infantería que he tenido, está compuesta por soldados negros”. Pero felizmente no todos fueron olvidados y uno de ellos, el cabo segundo Antonio Ruiz, quien revistaba en el Regimiento “Río de la Plata” fue inmortalizado en nuestra historia con el apodo de “Falucho”. Es también el único soldado negro de nuestra historia que tiene monumento, el cual se alza actualmente en el barrio de Palermo, frente a la Guarnición Buenos Aires, donde tiene su asiento de paz el histórico Regimiento de Infantería 1 “Patricios”. Tal monumento es obra del escultor Lucio Correa Morales (1852-1923) y fue colocado inicialmente en un triángulo de la Plaza San Martín, formado por las calles Florida, Charcas y Santa Fe. En este año 2012, en que los argentinos celebramos el bicentenario de la Enseña Patria creada por el general Belgrano quise recordar, mediante el recurso de la novela histórica, la figura de este héroe de piel negra y valeroso corazón. Desde las invasiones inglesas hasta Malvinas, muchos soldados combatieron con valor, cobijados bajo el paño de nuestra bandera, pero uno solo de ellos enfrentó serenamente a la muerte, al negarse a jurar fidelidad a una bandera que no era la suya. Y ese fue el cabo segundo Antonio Ruiz, mejor conocido por “Falucho”.
El Autor

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