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Descripción

Jacarandá de Shiriagari Kotobuki.

Dolmen Editorial, 2008. Tomo único. 320 páginas.
SIN USO

“Jacarandá” fue una de las obras escogidas dentro de la sección oficial de Festival de Angoulême en el año 2006, publicada por la Editorial Milan en Francia, obteniendo grandes críticas.

Obra de Shiriagari Kotobuki, nos habla de la destrucción de Tokyo llevada a cabo por un árbol. Pese a la extraña idea, lo que se esconde es una de las críticas más despiadadas que se han escrito jamás sobre la sociedad japonesa, profundizando de manera directa en múltiples miserias humanas.

Reseña ENTRECOMICS
Los árboles tienen un significado muy especial, casi místico, en la cultura tradicional japonesa: se les cuida, se les prestan atenciones y mimos para conseguir armonía con la Naturaleza. De ahí que los bosques estén muy considerados y se les intente preservar ante el avance devorador de los grandes núcleos urbanos que se extienden como una plaga y donde no hay demasiado sitio para nada, quedando como pequeñas islas verdes dentro, y más en este caso, de otras islas. Pero resulta que lo que es considerado sagrado dentro del propio territorio no lo es tanto fuera de sus fronteras, ya que Japón es uno de los principales importadores de madera proveniente de los bosques húmedos tropicales.
Y Jacarandá es, precisamente, el nombre de un árbol de origen cálido, que sin saber cómo ha llegado hasta el mismísimo Tokio para germinar. Acabamos de mencionar que el cómo no se sabe, pero el por qué va quedando cada vez más claro y de manera más contundente. Un pequeño brote va creciendo sin que las prisas típicas de la gran ciudad tengan tiempo para fijarse en una ramita y un par de pequeñas hojas que pugnan por crecer en un sitio que parece que terminará con sus esfuerzos antes que llegue a consolidarse siquiera como un arbolito. Pero el jacarandá es constante en su propósito y con un tesón inquebrantable va consiguiendo hacerse con su fin: puede que aún no sea muy visible aunque el esfuerzo empieza a dar frutos. Sus raíces se extienden fuertes y poderosas bajo el asfalto urbano y comienza –poco a poco- a aflorar su venganza sobre la superficie. Y una vez que se deja ver, su crecimiento es imparable, consiguiendo atraer hacia sí la atención de curiosos y de los programas de televisión que hacen de él la estrella del momento, hasta que el árbol comienza a hacer de las suyas, destrozando totalmente, en un instante y ante la mirada atónita de los presentes, una casa. A partir de aquí, el Jacaranda despliega su plan, que no es otro que la destrucción de Tokio. La venganza es un plato que se sirve frío y esta pequeña, pero poderosa, porción representativa de la naturaleza quiere ajustar cuentas.

Este manga, editado más que correctamente y en sentido de lectura oriental por Dolmen Editorial, presenta un dibujo mezcla de estilos. En una primera parte, coincidiendo con la presentación y mientras la ciudad y sus habitantes continúan con sus rutinas habituales, nos presenta paisajes urbanos cuidados y con detalles, de líneas depuradas, dejando en esbozos, como sin acabar los relativos a las personas que pasean sus vidas por las calles, intercalando fotografías que nos hacen recordar a los anuncios de la superurbe de “Balde Runner”. En la segunda parte nos encontramos la devastación y el caos que el jacarandá va produciendo, por lo que las líneas cinéticas, las manchas de tinta ocupan un lugar destacadísimo: las explosiones, el fuego, los accidentes, … provocados hacen que las expresiones también cambien, debido al horror y al estupor aparecen en los ojos desorbitados, en primeros planos de rostros deformados por el terror que se está viviendo. El autor, Shiriagari Kotobuki, no tiene ningún reparo en mostrarnos los cadáveres que este árbol va dejando en su reguero de venganza. Aquí, el dibujo se hace el verdadero protagonista y se puede llegar a decir que casi el único, pues los diálogos y el texto escrito desaparecen prácticamente por completo. La tinta junto con los trazos de una gran fuerza toman el mando. Así hasta llegar al puente, a la tercera parte, donde todo el horror parece encontrar su punto final. Las gentes, exhaustas, se paran y dan la vuelta para comprobar lo que el proceso destructor y destructivo ha hecho con su cuidad y sus modos de vida. Y cómo habrán de tirar hacia delante, buscando las respuestas que puedan contestar o dar sentido a los por qué.

En resumen, este es un manga que trata sobre la destrucción y el desastre, con un mensaje claro y que deja un atisbo de esperanza, la posibilidad de un nuevo comienzo, como recoge el autor en un pequeño epílogo en el que nos explica que “ésta no es una historia de aniquilación, sino de renacimiento”, aunque en el camino ha llegado a horrorizarnos – y también a sacarnos de la trama, por qué no decirlo- en más de un momento, con tantas páginas dedicadas a la destrucción, que –por otra parte- parece ser un ejercicio de estilo del autor, que se nota que ha disfrutado al realizarlo, experimentando con las formas de plasmar el terror vivido en esos momentos.

Preguntas y respuestas

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Tiempo aproximado de respuesta: 25 minutos

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