Del Temor A Ser Tocado
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Características del producto
Características principales
Autor | SUCKSDORF, CRISTIÁN |
---|---|
Idioma | Español |
Editorial del libro | TOPIA |
Tapa del libro | Blanda |
Con índice | Sí |
Año de publicación | 2011 |
Otros
Cantidad de páginas | 92 |
---|---|
Altura | 20 cm |
Ancho | 14 cm |
Peso | 200 g |
Material de la tapa del libro | Cartulina Plastificada |
Con páginas para colorear | No |
Con realidad aumentada | No |
Género del libro | Psicología |
Tipo de narración | PSICOLOGIA |
Tamaño del libro | Mediano |
Edad mínima recomendada | 18 años |
Escrito en imprenta mayúscula | No |
Cantidad de libros por set | 1 |
Lugar de publicación | Argentina |
Descripción
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Las imágenes publicadas corresponden al ejemplar ofrecido
Un texto imprescindible para entender los fenómenos de masa y su relación con la subjetividad. Es decir, como se construye el lazo libidinal donde el “yo” esta en el “nosotros”. Para ello el autor parte dos textos: Masa y poder de E. Canetti y Psicología de las masas y análisis del yo de S. Freud. Desde aquí abre el campo de su reflexión a partir del pensamiento de León Rozitchner, en especial su obra La Cosa y la Cruz. Este espacio tiene que ver con la materialidad misma de la subjetividad, con la historicidad arcaica del propio cuerpo.
Pero este camino -nos advierte el autor- es en esta instancia sólo palabras. El camino real, aquel que constituye la recuperación de la experiencia colectiva, aquel que no colocaría más allá del temor a ser tocado tiene otra materialidad. Desde esta perspectiva afirma: “Marx decía que la humanidad desde hace tiempo sueña poseer una cosa de la que sólo debe tomar conciencia para poseerla realmente. La conciencia, sin embargo, se ha mostrado insuficiente y huraña. Quizás entonces de lo que se trata sea sumergirse de lleno en el sueño y sus alrededores, para atravesarlos y despertar a esa esperanza dormida. Y entonces sí enfrentar la posibilidad de la contingencia, emprendiendo el camino de modificar cualitativamente la relación de los límites del yo y del mundo, conjugando nuevas formas del nosotros. Quizás así podamos arrancar no sólo las ilusorias flores que adornan nuestra prisión, sino también las cadenas reales que nos confinan al mero soñar, y poseer de una vez, ahora en realidad, esa cosa que, esquiva, se nos insinúa sólo en sueños”.
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