Envío a todo el país

Conocé los tiempos y las formas de envío.

Stock disponible

Información sobre el vendedor

MercadoLíder Platinum

¡Es uno de los mejores del sitio!

  • +5mil

    Ventas concretadas

  • Brinda buena atención

  • Despacha sus productos a tiempo

Ver más datos de este vendedorSe abrirá en una nueva ventana

Descripción

Jean Franco es profesora emérita de Columbia University. Está consagrada a los estudios culturales sobre América Latina, de la cual es ‘hija adoptiva’ desde hace 60 años.
En marzo no sólo se conmemora internacionalmente a las mujeres el día 8 –tema que le interesa sobremanera, por su militancia feminista- sino que el día 30 llega a sus 90 años de edad, con una lucidez y energía impresionantes.
Franco recién ha publicado Ensayos impertinentes (Debate Feminista/Océano, 2013), donde compila 16 textos relativos a estudios de género y otras cuestiones, como lucha social y resistencia civil. Dichos textos fueron seleccionados y prologados por la feminista mexicana Marta Lamas.
¿Por qué ‘impertinentes’? Uno intuirá la respuesta al hallar en el índice títulos como “Deponer al Vaticano: el proyecto secular del feminismo”, “La violación: un arma de guerra” y “Confesiones de una bruja”, y confirmará su intuición al leer los artículos.
La obra de Franco, según Lamas, “es una referencia tan fundamental para el feminismo latinoamericano porque sus batallas políticas las da con un creativo y riguroso trabajo de investigación, reflexión y crítica” (p. 17).
Franco estudió Historia y Letras Hispánicas en su natal Inglaterra. Haber vivido en Guatemala y México le hizo interesarse en personajes como Sor Juana Inés de la Cruz y Frida Kahlo; en asuntos como la guerrilla guatemalteca, el levantamiento zapatista y las Madres de la Plaza de Mayo; y el aparente feminismo en obras literarias como las de Isabel Allende, Ángeles Mastretta y Laura Esquivel –por citar sólo algunos tópicos-.
En “La Malinche: del don al contrato sexual”, revisita a este polémico personaje, a quien suele nulificarse o denostarse. Franco analiza los diversos testimonios sobre ella, resaltando el panegírico de Bernal Díaz del Castillo, quien le otorga “el estatus de los hombres de honor” (p. 56). La intérprete del conquistador logró –a decir de Franco- “demostrar la superioridad del contrato sexual voluntario” (p. 64).
En “La larga marcha del feminismo”, la autora cita los casos de Cuba, Nicaragua, Chile, México y Argentina. Señala las fallas e incongruencias de sus respectivos sistemas, así como la paulatina incorporación de las mujeres a los movimientos de protesta: “a finales de la década de 1970, muchas mujeres latinoamericanas en la izquierda habían llegado a la conclusión de que el feminismo no era una desviación burguesa más, sino que tenía algo poderoso con qué contribuir al pensamiento revolucionario” (p. 156).
En Argentina –señala- las Madres de la Plaza de Mayo han logrado sentar un parteaguas: “(…) al hacer de lo privado algo público y utilizando el silencio como arma política que contenía más poder que una retórica vacía”.
Franco destaca la necesidad de un feminismo ‘crítico’, puesto que “Entre mucha gente de izquierda, el feminismo se sigue percibiendo como si la ‘cuestión de la mujer’ estuviera (…) separada de los grandes temas machistas de la globalización, la financiarización del mundo, la pauperización y el medio ambiente, cuando en realidad está involucrada en estos asuntos de manera crucial” (p. 160).
Para ella, “El feminismo no es una teoría ni un movimiento social (…) es una posición (no exclusiva de mujeres) que desestabiliza tanto el fundamentalismo como las nuevas estructuras opresivas que están surgiendo con el capitalismo tardío” (p. 179).
En “Deponer al Vaticano (…)”, Franco explica cómo la Santa Sede busca aniquilar el uso del término ‘género’, visto como “la diferencia socialmente construida entre lo femenino y lo masculino” (p. 166). Si bien ese término no le parece lo bastante adecuado, por su pérdida de rigor teórico, lo considera aceptable en el ámbito académico, pues “provee un espacio para la crítica y la producción de conocimiento fuera de las disciplinas tradicionales” (p. 179).

Elena Méndez

Preguntas y respuestas

¿Qué querés saber?

Nadie hizo preguntas todavía. ¡Hacé la primera!