Mitos Sumerios Y Acadios. Federico Lara Peinado.
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Editorial: EDICIONES MASONICAS ARGENTINA - Ciudad de CĂłrdoba
ESTE LIBRO ES UNA COPIA TEXTUAL, COMPLETA Y REDISEĂ‘ADA DEL ORIGINAL DE LARA PEINADO - NUEVA EDICION 2020
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MITOS SUMERIOS Y ACADIOS
FEDERICO LARA PEINADO
LIBRO A5 – 552 PAGINAS
ReediciĂłn 2020 Completa del Libro original de 1984
Es una COPIA COMPLETA Y REDISEĂ‘ADA del original de Federico Peinado.
INTRODUCCION
Infinidad de poemas y composiciones literarias fueron puestos por escrito a partir del III milenio antes de nuestra era en la antigua Mesopotamia. Sus anĂłnimos escritores quisieron recoger en sus tablillas de barro las tradiciones locales que acerca del origen del cosmos, de los dioses, de la Humanidad, de los cataclismos y del hecho religioso rodeaban sus creencias, sentimientos y vida.
De este modo, el mito escrito no sĂłlo adquirĂa carta de naturaleza en el entramado de la religiĂłn y del ritual, sino tambiĂ©n lograba en no pocos casos, por su expresividad y riqueza formal, verdadera categorĂa literaria.
Gracias a tales textos sumerios y acadios, de los que emergen a través de sencillas pero fastuosas imágenes la vida religiosa de aquellos antepasados nuestros, hoy podemos conocer con bastante detalle muchos de los primeros mitos sentidos por la Humanidad, algunos de extraordinaria importancia e interés, superiores incluso a las mejores composiciones de la mitopoética clásica grecorromana.
La presente ediciĂłn de los principales mitos sumerios y acadios ha sido realizada por el doctor Federico Lara Peinado, profesor titular de Historia Antigua de la Universidad Complutense de Madrid.
EL MITO
Creemos que el mito se inserta dentro de la problemática del ser humano como colectividad y que como tal estuvo sujeto a variaciones, que podemos detener en el momento en que la industrializaciĂłn toma carta de naturaleza en el desarrollo histĂłrico del hombre. Ello quiere decir que aceptamos la tesis de que los mitos como conjunto lingĂĽĂstico (oral o escrito) y religioso (en relaciĂłn o no con los ritos) se dieron fundamentalmente en pueblos a nivel preindustrial. De ahĂ que las sociedades antiguas o las de los primitivos actuales tuvieran y desarrollaran cĂłdigos comunicativos (sobre todo en el campo de la ReligiĂłn) en base a una riquĂsima gama de mitos, comprendidos en profundidad tan sĂłlo por grupos sociales muy especĂficos y con lazos muy afines de geografĂa, lengua e historia.
Esta postura no descarta que en nuestros dĂas tambiĂ©n se den determinados mitos, pero sus arquetipos y connotaciones quedan muy alejados de lo que creemos se entiende por mito tradicional.
Los mitos sĂşmero-acadios presentan no pocas dificultades al estudioso actual, que van desde la propia presentaciĂłn formal (la mayorĂa de las tablillas de arcilla con los textos cuneiformes se hallan incompletas o muy deterioradas) hasta lo puramente lexicolĂłgico (sobre todo en lo que atañe a la lengua sumeria). A esto debe sumarse el hecho de que no todos los textos (las tablillas se cuentan por millares en los diferentes museos) se hallan todavĂa publicados en su totalidad dadas sus dificultades internas y externas, circunstancia que podrĂa alterar la fijaciĂłn de un texto o frustrar el empeño de haber «canonizado» una determinada composiciĂłn mĂtica.
Para poder captar el valor literario de los textos mĂticos sumerios y acadios y en general de toda su literatura, hay que hacer determinadas consideraciones a la amplia producciĂłn escrita que de tales culturas nos ha llegado. En primer lugar, se trata de una literatura que en sus tres mil años de existencia no demostrĂł ningĂşn espĂritu innovador, al menos en sus formas externas. Ante los textos sumerios y acadios parece concluirse que los primeros escribas sumerios lograron fijar unos cuantos temas originales y que luego los escribas semitas se contentaron con traducir tales temas a su propia lengua (la acadia), en adaptar o combinar, todo lo más, varias obras literarias para obtener otras nuevas o en fijar definitivamente determinadas composiciones que a su vez volverĂan de nuevo a ser copiadas. Sin embargo, los poetas sĂşmero-acadios supieron compensar la uniformidad de sus textos con un rico contenido conceptual de donde emergen sencillas y a la vez fastuosas imágenes que perfilan con toda nitidez la vida de los antiguos mesopotámicos, tanto más cuanto que por más elaborados que fueran sus textos la presencia del hombre acaparaba un lugar preeminente. Los textos mĂticos o cultuales, los textos mágicos o religiosos, en fin, los textos más simples, siempre giran en torno del ser humano, haciĂ©ndonos partĂcipes sus autores de la honda preocupaciĂłn que el ser humano representaba para aquellas sociedades.
CONCLUSIONES
A la vista de todo lo anteriormente dicho, podemos concluir esta breve introducciĂłn señalando que los mitos sumerios y los acadios son los más antiguos de los que tenemos constancia histĂłrica. Es incuestionable que tales narraciones, trasunto de creencias religiosas, cĂłsmicas o del medio ambiente mesopotámico, proporcionaron una guĂa espiritual importante y un adecuado complemento ritualista, sabiendo ofrecer en sus contenidos mitográficos explicaciones más o menos clarividentes de los misterios y problemas fundamentales sobre el cosmos, los dioses, la vida y la muerte.
Fueron los sumerios quienes legaron esa riqueza cultural a la humanidad, y los babilonios y asirios, que les sucedieron en el espacio y en el tiempo, los que aceptaron, amoldaron y conservaron todo el conglomerado de ritos, mitos y creencias para, a su vez, difundirlos junto con lo especĂficamente acadio a los tiempos posteriores.
Las respuestas mesopotámicas a las cuestiones esenciales que se planteaba el ser humano fueron lĂłgicas y razonadas y su reflejo en la teorĂa de ritos que han pervivido hasta nuestros dĂas asĂ hacen constatarlo.
El hombre vivĂa, estaba inmerso en un mundo en el que lo fundamental era el agua. De ahĂ la lĂłgica conclusiĂłn de que tal elemento era la fuente, el origen de todas las cosas, con lo cual sentaban precedentes de alto alcance filosĂłfico, conclusiĂłn retomada más tarde por otras culturas.
La atmĂłsfera, tambiĂ©n agua en definitiva, que separaba el cielo de la tierra contaba con determinados elementos divinos: la luna, el sol y las estrellas, componentes necesarios para la posibilidad de una perfecta organizaciĂłn cĂłsmica y para el mejor desarrollo cientĂfico del hombre.
El universo y su organizaciĂłn, dada su magnitud y escala cĂłsmica, fue creado y puesto en funcionamiento gracias a la acciĂłn de seres superiores, de dioses, imaginados por los humanos como entes antropomĂłrficos y con ribetes anĂmicos cercanos a los simples mortales. Aquellos seres superiores, en nĂşmero indeterminado y estructurados en trĂadas y en pirámides categĂłricas, estaban por naturaleza y origen distanciados del hombre y del resto de lo creado. El nĂşmero ilimitado de seres divinos venĂa exigido por la necesidad de hacer frente a la complejidad fĂsica y espiritual del mundo y de sus habitantes.
La correcta armonĂa del mundo precisaba de unas reglas estrictas que debĂan ser respetadas por dioses y hombres, reglas que bajo el nombre sumerio de me funcionarĂan para siempre sin deterioro de ningĂşn tipo. Sin embargo, el resquicio mĂnimo que se observa en el comportamiento del hombre y aun de los dioses (se conocen protestas de dioses contra las grandes divinidades) alteraron las normas cĂłsmicas, lo que fue considerado argumento por los dioses superiores para intentar llevar a cabo la destrucciĂłn de dioses rebeldes, hombres y aun de lo creado, cuyo reflejo más directo se plasmĂł en forma de leyendas diluviales. SerĂa, sin embargo, la propia divinidad, Enki o Ea, el salvador en Ăşltima instancia de los hombres, de los cuales, en realidad, no se podĂa prescindir por ser la mano de obra barata de los dioses.
El hombre, que no podĂa disfrutar de la prerrogativa de la inmortalidad, reservada en exclusiva a los dioses, sintiĂł a lo largo de su existencia una constante desazĂłn, a la que supo hacer frente buscando la eterna fama del nombre y del buen comportamiento personal, supo resignarse a su destino prosaico y realista: sĂłlo podĂa esperar la muerte y todo lo más un relativo bienestar en el Más allá, en el reino de los misterios, regiĂłn oscura adonde se accedĂa tras el preceptivo juicio realizado por el dios Sol ayudado por los Anunnaki.
Si bien esta vida de ultratumba, que seguĂa reflejando diferencias sociales, no era lo apetecible o «salvadora» que los mesopotámicos deseaban, no por ello dejaron de invocar a los dioses y honrarlos durante su vida terrena con ceremonias y cultos más o menos sentidos, siendo la más espectacular e importante la fiesta que conmemoraba las nupcias del dios y de la diosa (papeles asumidos por el rey de turno y una sacerdotisa principal) tendente a propiciar la fertilidad de la tierra.
En una palabra, la religiĂłn, el mito y el rito, desempeñaron un papel central en la vida de la antigua Mesopotamia. La religiĂłn y su entorno conceptual y cultual fue fuente inspiradora de extraordinarios textos religiosos y literarios, magnĂficos templos y diferentes obras de arte. Todas estas manifestaciones, grandiosas y espectaculares, encontraron eco en casi todo el mundo antiguo durante varios milenios, sobre todo, como dice S. N. Kramer, «en aquellos primeros tiempos, cuando las poderosas fuerzas naturales eran totalmente inexplicables para los atemorizados humanos».
SUMARIO:
INTRODUCCION
• Los mitos en la antigua Mesopotamia
• La religión en la antigua Mesopotamia
• Naturaleza de los mitos sumerios
• Naturaleza de los mitos acadios
• Conclusiones
MITOS SUMERIOS
• Mitos sobre los orĂgenes
• Enki y Ninhursag
• Lahar y Ashnan
• El origen de los cereales
• Una hierogamia cósmica
• El Diluvio sumerio
• Mitos de organización
• Enki y la fundación del Eengurra
• Enki y el orden del mundo
• El viaje de Nanna a Nippur
• Dumuzi y Enkimdu
• Emesh v Enten
• Mitos de contacto dioses-hombres
• Inanna y Shukallituda
• Los siete sabios
• Mitos sobre el héroe
• Gilgamesh y Agga de Kish
• Gilgamesh y el PaĂs de la Vida
• La muerte de Humbaba, guardián del Bosque de los
• Cedros
• Gilgamesh, Enkidu y los Infiernos
• La muerte de Gilgamesh
• Mitos sobre el Más allá
• El descenso de Inanna a los-Infiernos
• La muerte de Dumuzi
• Inanna y Bilulu
• La pasión de Lil en la tumba
MITOS ACADIOS
• Mitos sobre la creaciĂłn y los orĂgenes
• La creación del mundo y de los dioses
• La creación del hombre
• Los dioses Lamga
• Teogonia babilónica de Dunnu
• CosmologĂa de los sacerdotes kalu.
• CosmogonĂa caldea
• El árbol de Eridu
• Encantamiento contra el dolor de muelas
• Mitos de lucha y victoria
• El pájaro Zu
• La victoria de Marduk sobre Tiamat
• Gilgamesh, Ishtar y el Toro Celeste
• Mitos de destrucción y salvación
• El Diluvio universal
• Atrahasis
• El poema de Erra
• Mitos sobre el Más Allá
• Nergal y Ereshkigal
• El descenso de Ăshtar a los Infiernos
• Una visión del Mundo Inferior
• La planta de la inmortalidad
• Mitos de ascensión
• Etana.
• Adapa
• Mitos de exaltación divina y humana
• La exaltación de Ishtar
• El poema de Saltu y Agushaya
• El nacimiento de Marduk
• Himno a Marduk
• Los cincuenta nombres de Marduk
• Plegaria al divinizado Gilgamesh
• El nacimiento de Sargón de Agade
• Mitos con seres fantásticos
• Enlil y el dragón Labbu
• Los siete utukku malignos
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